lunes, 30 de mayo de 2011

Los saberes de mis estudiantes en el uso de las TIC y de Internet.
Como almacén de recursos (reservorio) y arsenal de información (música, fotos, video), conformado por la red de usuarios. Este acervo se encuentra a disposición de todo el mundo.
En el internet, nuestros estudiantes hacen lo siguiente:
  • Consultas de fórmulas nuevas
  • Guardado de documentos con valor sentimental
  • Guardado de tareas, imágenes y videos
  • Guardado de consultas de correo
  • Almacén de fotografías o de fechas importantes
  • Guardado de los links con los accesos directos de las páginas favoritas.
  • Guardado de consultas de temas específicos y aclaraciones de dudas.
  • Guardado de los correos así como sus respaldos.
  • Consulta de reportajes de información acerca de alguna materia.
  • Guardado de proyectos y trabajos escolares.


Como espacio social de acción individual y colectiva, es decir, como espacio de comunicación y de trabajo para: crear, producir, compartir, intercambiar, distribuir, colaborar, obtener asistencia técnica y profesional, comprar, vender, etc.
En el internet, nuestros estudiantes hacen lo siguiente:
  • Comunicación a través de la red social.
  • Pláticas acerca de acuerdos sobre alguna tarea específica.
  • Comunicación con familiares lejanos.
  • Enterarse de eventos importantes y novedades.
  • Como diversión, por medio de los juegos por la red.
  • Aprender acerca de tradiciones y costumbres de otros lugares.
  • Intercambio de documentos, de tareas y comunicación al respecto.
  • Búsqueda de noticias relevantes.
  • Compra de artículos a través de la red.

Finalmente, la estrategia construida en colaboración con ellos, se resume en los siguientes puntos:

El alumno enseñará a sus compañeros:

·          las partes en que está constituida una computadora así como la función principal de algunas de ellas.
·         Acerca de la importancia de no perder el tiempo con el uso de esta herramienta.
·         Las funciones más importantes de las herramientas básicas que proporcionan los programas de office.
·         A Crear un sistema de carpetas como portafolios de trabajo.
·         A transferir archivos.
·         A navegar seguro a través del internet, a buscar páginas Web importantes, según la asignatura en cuestión.
·         Recomendarles lugares seguros donde puedan interactuar entre sí ya sea virtualmente o personalmente.
·         A familiarizarse con las partes que componen una computadora.
·         A apoyarse entre si a través de la red, por medio de ciertas herramientas de uso general, así como a socializar.
·         Acerca de lo que no entiendan de los programas.
·         Acerca del software y hardware de una PC.

Acerca de MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA:
Adjunto dos documentos que elaboré porque no recuerdo cual de los dos envié en un principio. Básicamente son lo mismo, pero quizás se complementen entre sí.
DOCUMENTO 1.
Hola a todos:
Mi nombre es Arturo Treviño y soy ingeniero civil de profesión. Me gradué como tal en el año 1990, en mi ciudad Reynosa, Tamaulipas. A partir de ésta fecha, me hice cargo de una pequeña empresa familiar de venta y reparación de básculas ganaderas e industriales, pese a no ser de mi total interés y agrado. Pero en el año 1994, tras dedicarme cuatro años a éste negocio familiar, ingresé milagrosamente al Cetis 71 por medio de un interinato e impartiendo la materia de Topografía y Taller de Construcción. Con ello, me sentí satisfecho al ingresar a mi campo profesional, tanto por impartir materias relacionadas con mi carrera y por el hecho de estar frente a grupo.
Así, me inicié como profesor, después de haber llevado mi solicitud y demás documentos a varias escuelas de nivel medio superior, porque sentía que mi verdadera vocación era la de impartir clases. Desde que realicé mi servicio social en preparatoria y universidad, lo había hecho impartiendo la materia de matemáticas frente a un grupo de alumnos, la mayoría de ellos de edades avanzadas; amas de casa y padres de familia. Y es que el ser profesor es para mí una de las profesiones de mayor responsabilidad y satisfacción, ya que la materia prima empleada es delicada, pero a la vez, encantadora: el maravilloso ser humano, la obra culminante de la creación. Y el producto obtenido en esta noble profesión, es lo más enriquecedor y armonioso con el medio ambiente a donde fue puesto el ser humano; porque después de todo, y a pesar de todo, yo también me considero maestro de humanidad.
Hasta la fecha actual, el ser profesor en la educación media superior por más de 15 años ha significado para mí un cúmulo de satisfacciones, pero también de tropiezos, de algunos desaciertos, lo cual me han hecho concluir que realmente no estoy lo suficientemente preparado para ello, pues creo que una cosa es desempeñarte eficientemente como profesionista en la carrera que uno ha elegido y otra es especializarte en lo que realmente te gusta hacer, que en este caso tiene relación con la enseñanza, con la instrucción, la dirección de un grupo, etc. No obstante, mis satisfacciones superan ampliamente a mis desencantos en la docencia, porque con razón lo dice J.M. Esteve, he aprendido a “ser profesor por ensayo y por error”.
Actualmente, después de 15 años de ensayo y error, he decidido iniciar esta especialización, motivado en parte por mi insatisfacción, sea por no sentirme totalmente útil en la enseñanza, o por mis escasas aportaciones a la docencia, o porque no puedo trasmitir el entusiasmo o la inquietud por hacer surgir en el alumno las preguntas y la expectativa e interés ante lo que van a aprender, etc; ya que considero una gran responsabilidad el estar frente a un grupo (y máxime si este grupo supera los 50 alumnos) y no estar cumpliendo adecuadamente con mi trabajo, y la mayoría de las veces debido a que carezco de las herramientas para desempeñarme mejor como docente.   
En conclusión, ésta es mi confrontación, ya que como profesor reconozco que son otros los cuestionamientos que debo plantearme y resolver. Ya no soy un profesionista que interactúa con otros de su mismo nivel profesional, ahora soy un docente y como tal, sé que debo ponerme en el lugar de mis alumnos, y pensar un poco más como ellos, en un sentido constructivo y provechoso para ellos, pues, como dijo J.M. Esteve, yo también “me siento heredero de 30 siglos de cultura y responsable de que mis alumnos asimilen nuestros mejores logros y extraigan consecuencias de nuestros peores fracasos”. Así que, proseguiré evolucionando día a día, actualizándome hasta ir forjando cada vez más claramente mi identidad profesional como docente.
                                                                                              Profesor, Arturo Treviño C.
DOCUMENTO 2.
MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA.
Hola a todos:
Luego de 15 años de ser el profesor Arturo Treviño Carrillo, de profesión ingeniero civil me he dado cuenta que el recorrido desde mis inicios en esta labor docente no ha sido del todo fácil. Y digo que no lo ha sido, porque he tenido que ir forjando mi propia identidad profesional, lo cual no es cualquier cosa, he sabido que existen algunas técnicas básicas para ser un buen interlocutor, las cuales debo reconocer, aún no domino y he tratado siempre de adaptar los contenidos al nivel del conocimiento del alumnado, y esto no siempre con éxito. ¿Y qué decir del problema de la indisciplina en el grupo? Aún sigo batallando en ocasiones por no encontrarme a la altura de las circunstancias en cuanto a los intereses del alumnado, que es el de aprender casi sin darse cuenta, sin sentir el tiempo y sin que importe el lugar. En conclusión, son 15 años de ensayo y error.
No obstante, todo ese tiempo, también he tenido altas dosis de satisfacción, pese a mi trabajo que no siempre ha sido como mejor quisiera, algunas veces por la carencia de los medios, otras por la falta de preparación en el aspecto docente y otras tantas por la escasez del tiempo o de buenos cursos de actualización docente.
A la fecha actual, reconozco la existencia de algunos problemas (que si bien se presentan con menos frecuencia que al principio de mi incorporación en la docencia, aún no se han logrado abatir) que en verdad despiertan en mi cierta inquietud, ya que parecen hallarse fuera de mi control. Y uno de ellos es el de la deserción. En ocasiones porque el alumno no encuentra redituable su formación profesional, o porque no cuenta con los medios económicos para continuarla o porque simplemente no encuentra a la altura de sus expectativas la calidad de tal o cual institución educativa. Y ello, ciertamente, es para preocuparse. ¿Y qué es lo que se puede hacer al respecto? Aquí es donde entra nuestra especialización y la especialización de todos, incluyendo la de aquel que se resiste al avance, ante la opción de abandonar la plantilla docente con la gloria de haber sido una luminaria a su tiempo, cuando la noche se ha marchado y el progreso de un nuevo día exige mucho más de nosotros, en el nuevo orden mundial. 
Pero no sólo la deserción es un caso que debería preocuparnos, también está el de la carencia de recursos e infraestructura, ocasionando en parte el del alto índice de población estudiantil, lo cual a su vez conlleva o genera otra serie de problemas que finalmente se verán reflejados en un insuficiente progreso en el proceso de la enseñanza-aprendizaje.
Por todo ello, mi contribución al mejoramiento de la educación en mi país, tiene que ver con un cambio de actitud positivo hacia mi preparación docente, hacia mi actualización y superación. Sé y estoy consciente de que sólo uniendo esfuerzos entre todos los docentes que tenemos un mismo pensar y un mismo sentir, será en buena parte la solución de muchas de las dificultades que obstaculizan la buena marcha de la educación.
Anteriormente, cuando se empieza a ser profesor, por cualquier causa que fuere, no teníamos en cuenta muchas de nuestras actitudes, de nuestra posición firme ante ciertos retos, ni la intensión de superarnos para un mejor servicio. Ahora, después de habernos inmerso en este océano de benignidad, de satisfacciones pero también de problemas, nos damos cuenta que la única manera de superar todo obstáculo para seguir disfrutando del ejercicio de nuestra vocación, cuando aún nos queda mucho camino por recorrer, definitivamente es nuestra superación profesional. Y ciertamente, qué mejor que no considerarlo como una necesidad que tenemos que imponernos, sino aceptarlo como un reto que con todo el ánimo del mundo y todo el interés queremos realmente afrontar, en pro del beneficio de nuestros educandos, que es a su vez, nuestro propio beneficio también.
En conclusión, ésta es mi confrontación, la cual comparto con un nutrido grupo de colegas que sé que se identifican conmigo, por el simple hecho de “pensar y sentir” como yo, y al igual que yo, que nos complace hacer “pensar y sentir” a todos los demás. 

                                                                                              Profesor  Arturo Treviño C.






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